A fin de año, es normal que nuestros niveles de estrés suban, ya que entre el trabajo, las fiestas, los regalos y las despedidas, el tiempo no parece alcanzar. Para poder entender y prevenir esto, hablamos con Juan Ignacio Delgado, fundador de Tu Terapia.
– ¿Qué es el estrés?
El estrés es una respuesta natural del cuerpo a situaciones demandantes o amenazantes, que puede afectar tanto la salud mental como física. Si el estrés se vuelve crónico y no se maneja adecuadamente, puede llevar al burnout, un estado de agotamiento físico, emocional y mental causado por el sobreesfuerzo constante en el trabajo o en otras áreas de la vida. El burnout se caracteriza por la sensación de despersonalización, falta de realización y disminución de la energía vital.
– ¿Cómo se puede identificar si el estrés está afectando nuestra salud mental y física?
El estrés tiende a aparecer de manera progresiva, pero sus efectos pueden ser significativos si no se gestionan a tiempo. El cuerpo suele ser el primer indicador de que algo no está bien.
Algunas señales físicas comunes incluyen:
– Fatiga constante. No importa cuánto duermas, siempre te sientes agotado, lo cual impacta tu rendimiento laboral.
– Dolores musculares o tensionales. Es frecuente sentir tensión en los hombros o dolores de cabeza recurrentes cuando se enfrentan a una alta carga de trabajo.
– Problemas digestivos. El estrés puede afectar el estómago, provocando malestares, acidez o hasta cambios en el apetito.
– Insomnio, a través de la dificultad para conciliar el sueño debido a pensamientos recurrentes sobre problemas laborales o personales.
A nivel emocional, el estrés puede generar:
– Irritabilidad o cambios de humor. Puede que un simple comentario de un colega o una tarea imprevista genere una reacción desproporcionada.
– Ansiedad constante, como la sensación de estar siempre bajo presión o esperando que algo salga mal, lo que afecta la toma de decisiones en el trabajo.
– Desmotivación. Por lo que antes sentías pasión, ahora te sientes desconectado o que te supera.
El estrés también afecta nuestras capacidades mentales, lo que se refleja en:
– Dificultad para concentrarse. En situaciones laborales, puedes sentir que no logras enfocarte en una tarea durante más de unos minutos.
– Olvidos frecuentes, como olvidar detalles importantes de una reunión o no recordar compromisos, algo que incrementa el sentimiento de incompetencia.
– Toma de decisiones impulsivas o poco meditadas. Debido al agotamiento mental, es fácil caer en decisiones apresuradas que, a largo plazo, empeoran la situación.
Una persona bajo estrés crónico puede notar que sus días están llenos de tensión, incluso ante tareas sencillas. Quizás llega a su escritorio con la mente saturada, sin poder priorizar sus actividades, y pequeños inconvenientes, como un email no respondido, le generan una gran angustia.
Al llegar a casa, esa misma persona podría encontrarse distante con su familia o amigos, sintiendo que no tiene la energía emocional para participar en conversaciones.
– ¿Por qué nos sentimos más estresados cuando se acerca fin de año?
Las fechas de fin de año suelen estar llenas de obligaciones, expectativas sociales y reflexiones sobre metas no alcanzadas, lo que puede aumentar la presión y la ansiedad.
– ¿Qué se puede hacer para enfrentar el estrés de fin de año?
Es útil establecer prioridades, practicar técnicas de relajación, como la meditación o el ejercicio, y comunicarse abiertamente sobre las expectativas y sentimientos. Si el estrés persiste a pesar de ésto, es importante contactar con algún profesional de la salud mental.
– ¿Cómo podemos establecer límites saludables con nuestras responsabilidades y compromisos sociales?
Es importante aprender a decir «no» cuando sea necesario, delegar tareas y programar tiempo para el autocuidado, así como ser claro sobre nuestras capacidades y necesidades. Recuerden, los límites dan valor a lo propio.
¡Muchas gracias Juan Ignacio por tu tiempo!