Le puede pasar a cualquiera: la semana que arrancás a hacer ejercicio, vas todos los días. La semana siguiente… ya no tanto. Te pasamos 7 consejos para que una vez que arranques, ¡no aflojes!
1. Establecé metas
Pensá a dónde querés llegar con tu entrenamiento y proponete objetivos a corto y largo plazo. Si querés correr una 10k (objetivo a largo plazo), proponete salir a caminar tres veces a la semana e ir aumentando la distancia y el esfuerzo (objetivo a corto plazo). Pretender correr 10 quilómetros sin entrenamiento es una meta muy difícil y poco realista, que lleva rápidamente a la frustración. Las metas no deben ser ni muy fáciles que no nos desafíen ni muy difíciles que nos frustren.
2. Que sea divertido
Encontrá actividades que te resulten atractivas y te entretengan: si tu entrenamiento te aburre, hay más probabilidades de que lo abandones. Intentá también variar las clases o probar nuevas para mantener el interés. Con Paselibre tenés más de 150 actividades distintas para descubrir, desde equitación hasta escalada: ¿qué estás esperando?
3. Incluí el ejercicio en tu rutina diaria
Encontrá un momento del día que puedas dedicarle al ejercicio y comprometete a eso. Si ya sabés que todos los días a las ocho de la mañana tenés que entrenar, te va a ser más fácil cumplir que si no tenés un horario fijo. El crearte un espacio de entrenamiento te va a dar menos excusas para cancelar, además de que cuando te acostumbres no te va a costar.
4. Encontrá un aliado
Además de la alegría de compartir un rato con un amigo o familiar, está probado que comprometerse con otro para hacer ejercicio ayuda a no abandonar. Si sabés que hay otra persona dependiendo de ti, se hace más difícil quedarse en la cama durmiendo. ¡No podés decepcionar a tu compañero de entrenamiento!
5. Date un premio
Luego de cada entrenamiento, tomate un momento para disfrutar esa sensación de satisfacción frente al desafío completado. Recordar ese sentimiento te va a ayudar cuando estés dudando si ir a ejercitarte o no. También podés premiarte con un nuevo par de championes o un pulsómetro para mejorar tu entrenamiento y sumar más razones para salir a entrenar.
6. Sé flexible
Si estás atravesando una semana complicada en donde no tenés mucho tiempo o no te sentís demasiado bien, tomate un descanso. No te castigues por faltar, a veces frenar un poco es justo lo que necesitás. Si estás estresado por otras cosas, no te suma estresarte porque no tenés tiempo de hacer ejercicio. Lo importante es que no bien puedas volver a retomar, lo hagas.
7. Cambiá tu perspectiva
Muchos de los que arrancan a entrenar en estas épocas lo hacen “para llegar al verano”. Como argumento no es suficientemente motivante: ¿qué pasa una vez que llega el verano? ¿Se abandona el entrenamiento? Hay que ver el ejercico como algo para sumar a nuestra rutina diaria, no sólo mientras podemos usar traje de baño. Es por esto que necesitamos argumentos más sólidos, como mejorar nuestra salud, ser un buen ejemplo para nuestros hijos, disfrutar más de nuestros cuerpos, etc.
¡A no bajar los brazos!